martes, 12 de octubre de 2010

Victoria Regia




Cuentan los nativos de la tribu amazónica Tupí-Guaraní que cuando la luna desaparece del cielo al nacer el día, y parece perderse entre los montes, va en realidad a descansar junto a las muchachas que ha elegido como amigas. Y que de tanto en tanto, transforma en estrellas a las que le son más queridas. Cuentan también que hace muchos, muchísimos años la princesa Naiá, la bella hija del jefe de la tribu, conoció la historia e, impresionada, quiso convertirse ella también en estrella.

Por eso cada noche, cuando todos dormían, Naiá se levantaba sigilosa y salía a vagar por las colinas con la esperanza de que la luna la viese y la eligiese como amiga. Pero la luna nunca venía a buscarla, ni parecía conmoverse por el llanto de la muchacha, que cada mañana regresaba a su aldea sumida en una tristeza más y más profunda. Una noche, Naiá llegó a la orilla de un lago y descubrió a la luna brillando nítida y redonda sobre las aguas.

Llena de felicidad, creyendo que por fin había bajado a buscarla, la princesa se internó profundamente en las aguas del lago, donde murió ahogada. La luna, conmovida por la fuerza del sueño de la muchacha, quiso entonces cumplir su deseo y transformarla en una estrella. Pero en una estrella diferente y especial, más cercana que las distantes estrellas del cielo, para que todos recordasen a Naiá para siempre.

Y así fue como de las aguas del lago surgió la victoria regia, la estrella de las aguas, esa bellísima planta acuática que deslumbra a todo aquel que visite la selva amazónica. Una planta cuyas flores blancas y perfumadas se abren de noche, para saludar a la luna, y se vuelven rosadas con la salida del sol.

Poco importa a los nativos que algún botánico obsecuente la haya bautizado victoria regia nada menos que en honor a la reina Victoria de Inglaterra. O que actualmente, en un rasgo de corrección política, se proponga denominarla victoria amazónica. Para ellos, la hermosa flor nocturna no es ni será nunca otra cosa que el deseo cumplido de Naiá.

(De la web La Lanza del Destino)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu blog. Quizás porque las leyendas, las historias de los "imposibles" me fascinen. Te seguiré con gusto.

AoiUmeki dijo...

que historia mas bonita , esto demuestra que hasta los sueños mas extraños si lo deseas con fuerza y persigues lo alcanzas

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