Hace muchos años - más de los que tenemos tú y yo-. Vivía en esta zona una bonita chica, era la hija de unos de los jefes tribales de la zona - pertenecía a una de las 54 minorías étnicas del país-. Ella, diariamente paseaba por el bosque en busca de comida, plantas medicinales que sus parientes la encargaban, pues estaba especializada en la búsqueda de plantas; era una rara cualidad de toda la familia que se transmitía por medio de una larga tradición oral; su madre desde pequeña la revelaba antes del sueño diario.
Quizás nunca ella pensó con anterioridad que esto pudiera ser una ventaja ante otras mujeres de la aldea; pero, poco a poco se fue haciendo famosa en la zona hasta donde llegaban personas desde muy lejos con la esperanza de poder ser tratada de los males propios de la selva, malaria, encefalitis, virus tropicales, mordeduras de serpientes, picaduras de escorpiones; incluso también de hormigas que dejaban unas picaduras de aspecto muy desagradable. Ella no sabia como administrarlo, ignoraba las dosis que debía de mandar para curar; pero, tenia los secretos de la selva que poco a poco la transmitían, además tenía la información de su madre que noche a noche la contaba; ella, día a día hacia nuevos descubrimientos y remedios, incluso para cosas tan simples como un golpe en un pierna o una simple subida de temperatura, para todo ello era capaz de darle una solución más adecuada. ¿Quién revelaba sus secretos y conocimientos tan elevados?, ¿era brujería?.. era una pregunta que se hacia toda la familia y parte de la aldea.
Un día, fue espiada por su padre: la siguió con mucho sigilo, sin que ella pudiera apercibirse de su presencia. Encontró a un joven que la acompañaba, era de otra etnia rival por su indumentaria, ellos no hablaban, su comunicación era por pedio de signos (en Vietnam algunas étnicas tienen su idioma propio). Durante horas recolectaron lo que la selva tiene tan a mano y para todos los humanos nos son tan necesarias y a la vez tan desconocidas. Al llegar a la aldea el padre pidió explicaciones a su hija de su comportamiento. Por una parte no podía prohibir una relación tan necesaria para la comunidad. Pero por otra parte peligraba la reputación de la familia y también lo que significaba como jefe de la aldea.
El jefe prohibió su salida de la aldea y la mantuvo confinada en un lugar que solamente ellos dos conocían, era un pequeño risco alejado de la casa de los padres. Día a día la hija fue entristeciéndose por la pena tan grande que su padre la hacia pasar. Dejo de comer y beber hasta llegar a la muerte.
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