viernes, 20 de noviembre de 2009

El Lago Titicaca


Se cuenta en las pampas cercanas de la ciudad de Chucuito, cubiertas actualmente por las aguas del lago Titicaca, donde existía una floreciente población, que en cierta ocasión llego una mujer forastera cargado en su espalda una gran tinaja o huakulla de barro con una tapa bien ajustada.

Vencida por la fatiga se alojó en una casa después de muchas suplicas. La gente del pueblo se habían olvidado de las normas de hospitalidad, pero ella aún a pesar del mal recibimiento se quedó.

Al siguiente día muy temprano quiso continuar su viaje. Había pasado una noche mala por falta de cama y alimentos, ya que la habían alojado en un rincón de la cocina y no la habían invitado a cenar.

A causa de ello no tenia fuerza para llevar la huakulla. Por esta razón suplicó a los dueños, que le permitieran dejar su tinaja allí. Ellos le permitieron hacerlo hasta su regreso. La mujer había advertido que por nada del mundo abriesen el recipiente y los dueños de la casa aceptaron la promesa que la mujer les pidió de no hacerlo.

Pero a penas la mujer se hubo alejado, empezaron a preguntarse qué extraño misterio encerraba la tinaja. No podían soportar la inquietud y con esperanzas de hallar algo muy valioso quitaron la tapa. Entonces muy consternados vieron brotar un violento chorro de agua. El agua salía interminablemente y acabó inundando toda la comarca y los habitantes de los Moradores, no tuvieron tiempo para escapar. Juntamente con el chorro de agua salieron los peces, gaviotas, flamencos, patos, patos, q’eñola, qaslachup’uquña y todas las aves y seres vivientes que en la actualidad viven en las aguas de Titicaca, que a su vez son el efecto de la ambición y la curiosidad de los habitantes de ese pueblo.

Se cuentan también que a ciertas horas de la noche y en determinados días de la semana se observa en el fondo de lago una ciudad desaparecida.

1 comentarios:

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo interesante texto me gusto mucho siempre tan especial
un beso y feliz semana

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